2 jun 2022
Ellas
Entonces venían ellas,
temblar y decir
¡ A que vengan!
A que se abalancen trágicas en mi escritura,
sobre el banco de tercer grado
donde las luciérnagas del aire
atentan contra mi inconsciente inocencia,
para el planeo lunar de las estrellas
o para luego escribir
en brújula y poema.
Por eso pude cantar
y algunas veces hasta olvidar.
Vengan, endemoniadas del espacio,
abaláncense,
logradamente tercas y sumisas,
rebeldes y suaves, vengan,
vengan a cantar y contar conmigo,
exorcicen esta pena que cierra mi corazón
el silencio de un domingo.
Que no tengo paz,
no tengo tregua,
me sube por la voz
por la garganta por la tristeza
una sola palabra para nombrar
sin frecuencia ni mirada;
que no soy dije, ni fantasía
sino este poema ahora
diametral al sueño,
como si sólo fuera
un errante hablar
en las tierras del siempreexilio.
Sandra Figueroa
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Brillante Sandra, Lo comparto en mi página de Facebook, besitooos!
ResponderBorrarGracias Liliana querida. Muchas Felicidades!
Borrarun abrazo grandee!
La errancia es un don...somos errantes en la vida... pero reconocerse en tal condición es sólo de poetas.
ResponderBorrarQuerida Eva gracias por tus palabras.. devuelven sentido.
BorrarUna alegría encontrarte!
abrazo grande y muchas felicidades!