Yo que tampoco he sabido
de otro mundo mejor
ni alcanzar tus palabras
la cima entre nubes
heladas que mata
incluso los ecos
y aún camina tu sombra
por la augusta vereda
de Roma. De frente
al camino de todas
las devastaciones
vestida de negro te fuiste
tan lejos, hermana. Y era
densa la red de la noche,
era el cáliz de la Historia
lo que bebiste. Se desliza
la patria como un desgarrón
bajo el viento de las constelaciones:
como dar otro paso
contigo a ese oculto
lugar del Silencio
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