20 oct 2013

Mamá




Ahora se rompe
la eternidad que me roza.

Vos entras,
brillante, 
por la puerta,
desde hace siglos que no veo.
Luz, 
que puedo reconocer
a kilómetros de tiempo.

Entras en paso firme,
en tu caricia,
esa ternura que te funda.
Pero estalla la eternidad
en otros tiempos:
se acerca el día, ese instante
en que somos cotidianos
para acercarnos al fuego.

Te veo llegar, radiante,
para hoy, para siempre.
Acaricio sin hablar, tu voz,
tu oración, tu grito insurgente.
Primavera que abres
desde el centro
hacia nosotros.


Feliz día, mamá


Sandra Figueroa