En el filo
del día
en el borde
donde vienen las cosas
a tornear,
fantasmas de luz.
No. Que no pasan los días. No
que no las
horas que no.
Que el
tiempo es ahora,
instante
entre reflejo
y dulzura,
espacio inabarcable
entre una y
otra boca,
ser y
penúltimo silencio.
¿Acaso
alguien podría
desatar la
visión,
arrancarla
de mi pecho
con el
cortante filo
de lo real?
Sandra Figueroa