Florece, como un sueño se agiganta.
¿Lo ves llegando, un corazón así ?
Yo decía: no me matarán, no me matarán;
el mundo sigue y gira desde entonces.
En Bulgaria, 1945, año que jamás olvidaré,
han clausurado un destino y una puerta.
O ciento cincuenta vidas, lo sé,
fui testigo aunque nací en el 66.
El, hermoso de hermosura,
era un hombre común,
sencillo como el agua y el aire.
Era sólo un hombre;
hoy se ha multiplicado en poemas
que giran por el universo.
No sé si sabía el futuro
que creaba un día de 1945,
pero hay confianza en su rostro;
lo adivino ahora
abriendo las puertas.
Sandra Figueroa.
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