"El tramposo tiene mucho porvenir, pero no tiene ni el más mínimo devenir"
Gilles-Deleuze
A partir de esta frase de Gilles Deleuze podemos ver que al devenir no se le pueden hacer trampas, no se lo puede anticipar para tenderle una emboscada Es algo que no se captura. Es otra cosa. Es algo que nos atraviesa.
Desde el punto de vista del tramposo el devenir no existe, ya que no sabe lo que es.
Al devenir no se lo puede engañar para quitarle algo. No tiene algo que se le pueda quitar, al devenir no le interesan las cosas que le interesan a un tramposo.
El tramposo engaña para ver si gana algo, algo que le va a quitar a alguien. Si se hacen trampas en el juego ya no se está jugando. El tramposo no puede jugar.
El juego y el devenir hacen muy buenas migas. Lo inesperado les favorece. Hay que poner al yo "entre paréntesis" para que no moleste.
Ahora bien, el que no hace trampas, ¿tiene algún por-venir? ¿tiene devenir?
El hecho de no tener necesidad de hacer trampas, de no estar en la codicia, de no necesitar un enemigo para ganarle o quitarle, el hecho de no ser un creyente de la religión del crecimiento económico, seguro que tiene un porvenir, pero es un porvenir que no implica que para lograrlo haya que perjudicar a alguien, es un porvenir que deja espacio en la cabeza para que acontezcan devenires del alma.
Sergio Canadé
2019