8 oct 2014
Doscientos
Los doscientos noventa y cinco muertos
que iban de Ámsterdam a Kuala Lumpur
no pensaban que el tiempo
se engendra y cosecha en un instante fatal.
Tampoco lo sabían los niños
que iban a la escuela en Jabaliya,
durante la madrugada del 30 de julio último.
Creo ser uno de ellos,
he visto morir una y otra vez
sobre la tarde
o en feroces noches oscuras.
He visto también algunos días,
un pequeño niño temblando en la vereda,
desesperada inocencia,
mientras cruzaba rugiendo entre las vías
el tren que va desde Pablo Nogués a Merlo.
Supe que la noche es el monstruo terrible
que ahoga a quienes viven lacerante.
Convivíamos,
extraviados,
deambulando.
Los pasos no nos llevaban.
Sandra Figueroa
08/14
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