22 sept 2023

Modos de ver

 

Es como el haz luminoso de un faro, sólo que en lugar de luz emitida hacia afuera, tenemos apariencias que se desplazan hacia dentro. Las convenciones llamaban realidad a estas apariencias. La perspectiva hace del ojo el centro del mundo visible. Todo converge hacia el Ojo como si este fuera el punto de fuga del infinito. El mundo visible está ordenado en función del espectador, del mismo modo que en otro tiempo se pensó que el universo estaba ordenado en función de Dios.




Soy un ojo. Un ojo mecánico. Yo, la máquina, os muestro un mundo del único modo que puedo verlo. Me libero hoy y para siempre de la inmovilidad humana. Estoy en constante movimiento. Me aproximo a los objetos y me alejo de ellos. Repto bajo ellos. Me mantengo a la altura de la boca de un caballo que corre, caigo y me levanto con los cuerpos que caen y se levantan. Esta soy yo, la máquina, que maniobra con movimientos caóticos, que registra un movimiento tras otro en las combinaciones más complejas. Libre de las fronteras del tiempo y el espacio, coordino cualesquiera y todos los puntos del universo, allí donde yo quiera que estén. (Cita tomada de un artículo escrito en 1923 por Dziga Verrov, el revolucionario director de cine soviético).


John Berger

Modos de ver.


Fotog.: Sandra Figueroa

(Partir de Río Gallegos)


Andrea Vanzo / Enrico Mignani - Tales from the Citadel- Amélie

 





Diario de un poeta, de Carlos Penelas

 




Diario de un poeta

http://www.carlospenelas.com/

17 sept 2023

Angel


Encontrar mi raíz
creciendo entre las palmas
del monte más alegre.

¡Qué brillo de soledad
el cielo de tus ojos!

Quedarse allí
bebiendo de la historia,
hablar, pues coño,
dejarse llevar,
hasta el comienzo.

Silencioso siglo,
milenario empuje
que me lleva cuesta arriba
por la sangre
hasta encontrarte como eras:
principio y solitario.



Cuando pierdo el rumbo
y llueve,
nubladas tardes
de septiembre,

busco tu nombre
entre las piedras;

regreso de tu mano
hacia los primeros días,
las calles de Piedra Buena,
la peugeot borravino.

¿Te acordás, abuelo?

Me llevabas a comprar
en manojos,
los mas dulces caramelos
a lo de Manucci,
entre frutas y verduras
por la avenida Ibañez.

Cerca,
las verdes orillas 
del río,
los sauces llorones,
los guindos; 
aún siguen floreciendo.


sf


Silvia Perez Cruz


 



10 sept 2023

Algunas horas



Hace algunas horas que amanece. 

Un claro sol irrumpe en las calles, 
en las veredas, 
en el balcón de mi casa nueva.

Para despertar, 
elegí esa canción que tocás en el piano,
aquella donde vuelan tus manos
más rápido que el movimiento,
las notas te llevan a pasear por el teclado, 
y el alma baila,
creyendo 
ser la melodía.

Las palabras que me dijiste 
las he guardado suavemente:

las necesito por las mañanas
y los días.





Sandra Figueroa
2020

Lo mejor de Paganini - Violinista del diablo

 




Bello


Hiere mi pecho en el fondo
del puñal su mano oscura,
aquieta su síntoma despierto
para alcanzar el hilo
que nos acerca sumamente.

Los equívocos que nombran
pertenecen al orden
de la ausencia.

Como siempre no supe decir
cuán establecer es el día
ni qué memoria
recordar.

Una sencilla red
nos hermana
simplemente.

Los huérfanos del silencio
hacemos fila
para alcanzar el pan
que nutre como semilla.

Hoy nos ha tocado morir
otra vez
le hicimos frente, mira;
aún resta la palabra.

Le hicimos frente
desde el último peldaño
desde la primera carne;
no teníamos qué guardar
en superficie.

Tu mano atrae con la fuerza
del viento:

                        una hoja
                        entre las calles.



Sandra Figueroa



Fere o meu peito no fondo
da faca a súa man escura,
aquieta o seu síntoma esperto
para alcanzar o fío
que nos acurta sumamente.
Os equívocos que nomean
pertenecen á orde
da ausencia.
Como sempre non souben dicir
cuán establecer é o día
nin que memoria tenta
a lembrar.
Unha sinxela rede
nos irmá
simplemente.
Os orfos do silencio
facemos fila 
para coller o pan
que nutre como semente.
Hoxe tocounos morrer
outra vez
fixémoslle fronte, mira, 
e aínda resta a palabra.
Tamén lle fixemos fronte
dende a último peldaño 
dende a primeria carne. 
Non tiñamos que gardar
na superficie.
A túa man atrae coa forza
do vento,
só unha folla
entre as rúas.


Traducción Edmundo Moure Rojas
Poeta, Escriba y Tenedor de Libros