17 sept 2023

Angel


Encontrar mi raíz
creciendo entre las palmas
del monte más alegre.

¡Qué brillo de soledad
el cielo de tus ojos!

Quedarse allí
bebiendo de la historia,
hablar, pues coño,
dejarse llevar,
hasta el comienzo.

Silencioso siglo,
milenario empuje
que me lleva cuesta arriba
por la sangre
hasta encontrarte como eras:
principio y solitario.



Cuando pierdo el rumbo
y llueve,
nubladas tardes
de septiembre,

busco tu nombre
entre las piedras;

regreso de tu mano
hacia los primeros días,
las calles de Piedra Buena,
la peugeot borravino.

¿Te acordás, abuelo?

Me llevabas a comprar
en manojos,
los mas dulces caramelos
a lo de Manucci,
entre frutas y verduras
por la avenida Ibañez.

Cerca,
las verdes orillas 
del río,
los sauces llorones,
los guindos; 
aún siguen floreciendo.


sf


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