Però hem viscut per salvar-vos els mots /
per retornar-vos el nom de cada cosa”.
Salvador Espriu
Al confín del Imperio
arrojado por hados oscuros
como las aguas de este mar
helado, viejo y cansado
ya del viaje, doblemente
extranjero entre la nieve
perpetua y las marismas
de Tracia, por el antiguo
castigo griego signado,
por la tormenta salvaje
de la Historia con otros
arrastrado como el viento
del invierno arrastra
de pronto tiendas y hojas
yo, Publio Ovidio Nasón,
a la orilla de la noche
eterna, declaro:
que no todo ha sido
en vano, ni esta larga
errancia, ni las misivas
inútiles a Roma
ni este coro de lobos
aullando a la luna
de octubre, ni el haber
bebido tantos años
con enemigos y tontos
Ni Julia en sus devaneos
ni aquellas cortesanas
en su oficio milenario
ni las escaramuzas
de legiones que en borrosas
fronteras acamparan
y en tardes baldías
sacudieron el quieto
polvo de la Pax Augusta
-nada de eso fue en vano
Digo que en plena galerna
siempre algo hay
que tenaz se resiste
a desaparecer, algo
que en invisible cofre
de oro del grave
estrago del tiempo salva
para siempre el poema
AD
Alejandro Drewes
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