Me voy callando en término
así lo dije
un día bajo el agua.
Ahogada era,
sobreviviente en temporales:
remolino
entre las hojas,
heladas mañanas,
blanca nieve del Sur
blanco el pueblo,
piecitos danzando
sobre la nieve;
los pinos floreciendo,
verdísimos,
sobre la nieve
amanecida.
Así era en un tiempo lejano.
Mis ojos viajan aún
por esas calles
en la misma
mirada.
**
Siento que estoy escribiendo
el libro todavía .
No dejo de escribir:
me escribe.
Vienen los poemas,
de lejos vienen,
interpelan
llaman a mi puerta,
silenciosos, despiadados,
no dan tregua:
se instalan libres
sobre el blanco.
Es urgente,
aún debo escribir
el poema.
**
No sé si hay lector.
No sé quién es lector.
¿Acaso hay lector?
Escribo contra mi alma,
extraigo las palabras
como el agua de un pozo oscuro,
sobrevienen como el cubo
que las eleva
y las trae a la superficie luminosa.
Ellas vienen, dóciles,
se dejan escribir:
se apoyan pequeñitas
contra la hoja,
entre mi alma
y mi alma.
Escribo,
sinceramente,
hacia el futuro ignorado.
No sé si alguien leerá,
no sé quién leerá,
quizá sea nadie,
y no tiene importancia.
Yo escribo.
Sandra Figueroa
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