En el frío de esta noche de agosto
se oye un rastrillo en las veredas:
es el barrendero, rescatando
las olvidadas hojas que dejó el último otoño.
Ha sido un día extraño, Brunetti me contestó
mientras caminaba por las calles de Varsovia,
hablamos de juicios y me contaba su emoción recorriendo la ciudad.
hablamos de juicios y me contaba su emoción recorriendo la ciudad.
Luego, no hice más que buscar y mirar Polonia,
el sueño de viajar y tocar con mis manos
aquellos ladrillos de Zlota:
siempre regresando a Celan.
Saul me prometió que este frío pasaría,
que luego vendrá el calor y la primavera,
mientras para él tornará en invierno en otoño prontamente.
mientras para él tornará en invierno en otoño prontamente.
¡Ay el incendio en las Médulas!
La vida es así me dijo; y está bien que así sea.
Ya vendrá para nosotros también el frío y luego pasará.
Solo estuve rogando la lluvia,
por favor, por una vez, que llueva,
que caiga ahora a raudales
sobre los campos del Bierzo.
Sf
8/25
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